¿Efecto boomerang? Gobiernos elevan daño económico al tratar de contener impacto de olas de calor en el agro
Se analizaron 80 productos pertenecientes a 81 países, que involucran el 85% de la producción agrícola mundial.
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Debido al cambio climático, el aumento de las temperaturas es más frecuente, lo que tiene impactos en el sector agrícola y su producción, entre otros.
Estas perturbaciones empujan a los países a tomar medidas de apoyo a sus productores, que protegen a los consumidores, pero que tienen consecuencias en la economía mundial.
De hecho, en 2022, India tuvo que reducir su producción de trigo 10% debido a una ola de calor, lo que llevó al Gobierno a prohibir las exportaciones para que los precios se mantuvieran bajos para los consumidores locales. Sin embargo, esto trajo consecuencias tanto para los exportadores indios, como para los consumidores y observadores internacionales, ya que esta acción compromete la seguridad alimentaria en otros países.
Se constató que las respuestas políticas de los gobiernos aumentan los daños económicos mundiales del cambio climático en un 14%.
Ante este y otros ejemplos que han ocurrido en el mundo, investigadores de las universidades de Stanford y Princeton quisieron dar cuenta de las intervenciones en los mercados agrícolas por el cambio climático.
De esta forma, se calculó la exposición anual a temperaturas extremas de cada par de cultivos por país desde 1980, basado en 80 productos agrícolas, pertenecientes a 81 naciones y que significan el 85% de la producción agrícola mundial.
“Comprobamos que los gobiernos adoptan sistemáticamente políticas para mantener bajos los precios de los alimentos cuando los episodios de calor extremo perturban la producción agrícola nacional. Estas políticas protegen a los consumidores de los perjuicios económicos, ya que limitan los aumentos de precios de los alimentos que, de otro modo, acompañarían a una menor producción agrícola”, explica el coautor y profesor asociado en Stanford, Allan Hsiao.
Allan Hsiao, coautor y profesor adjunto en Stanford
“Comprobamos que los gobiernos adoptan sistemáticamente políticas para mantener bajos los precios de los alimentos cuando los episodios de calor extremo perturban la producción agrícola nacional”.
Al mismo tiempo que esto sucede, sostiene que dichas políticas también provocan mayores pérdidas económicas para los productores nacionales y los consumidores extranjeros.
Por lo que, en total, se constató que estas respuestas políticas de los gobiernos aumentan los daños económicos mundiales del cambio climático en un 14%.
“En ese sentido, el statu quo de los países que miran por sí mismos podría aumentar el daño global del cambio climático. Por otro lado, nuestra investigación sugiere que la crisis climática que se avecina podría justificar aún más la cooperación mundial o regional en política comercial”, dice Hsiao.
Experiencia regional
Por región, la investigación concluye que las respuestas políticas de los gobiernos al cambio climático son bastante similares, principalmente debido a que existen incentivos para evitar alzas en los precios nacionales de los alimentos.
Sin embargo, se observó que las elecciones tienen un efecto importante en la magnitud de las políticas que se toman y la magnitud de las respuestas de los gobiernos a las dificultades climáticas es sustancialmente mayor en el período previo a las elecciones.
En el caso latinoamericano, Hsiao apunta a que las políticas son diferentes entre los países. Por ejemplo, durante gran parte de las últimas décadas y para la mayoría de los productos básicos, Argentina ha subvencionado a los consumidores a expensas de los productores, mientras que Colombia ha hecho en gran medida lo contrario. Brasil ha favorecido ligeramente a los productores en detrimento de los consumidores, mientras que Chile y México se han repartido prácticamente a partes iguales entre ambos.
No obstante, todos los países han experimentado un aumento sustancial de la exposición al calor extremo debido al cambio climático.
En el caso de Chile, estima que la exposición de la producción de trigo al calor extremo ha aumentado un 50% desde antes del año 2000, mientras que aquella correspondiente a la avena ha subido un 60%.
“Nuestras conclusiones sugieren que esto conducirá a la introducción de políticas más favorables al consumo en los próximos años, exacerbando aún más las grandes distorsiones existentes en países como Argentina y empujando también a países como Chile y México en la misma dirección”, dice.